CONSERVACION DE ALIMENTOS
Todos los productos alimenticios son de duración limitada y pueden descomponerse por la acción de microorganismos que además generan enfermedades en el ser humano. Conozca la mejor manera de mantenerlos en buen estado, por el bienestar de su familia.
Gran cantidad de enfermedades del sistema digestivo (gastrointestinales) podrían evitarse sólo al mejorar las condiciones de almacenamiento de frutas, verduras y productos de origen animal, ya que cuando su manipulación no cumple con ciertos requisitos se favorece el desarrollo de hongos y bacterias microscópicas que proliferan, ante todo, en temporada y regiones calurosas.
Una buena parte de estos gérmenes, como Salmonella, Shigella, Staphilococus aureus, Escherichia coli, Campylobacter y Clostridium botulinum sino se detectan a tiempo y, al ser consumidos de manera accidental, dan origen a intoxicaciones que se manifiestan con náuseas, vómito, diarrea, cansancio, falta de apetito, dolor abdominal, heces con sangre y erupciones (granitos) en la piel.
Para elegir las frutas prefiera las que son de temporada, pues tienen menos tiempo de haberse cosechado y son más frescas. Manzana, pera, naranja, limón, guayaba, plátano, durazno y similares deben contar con cáscara firme, limpia, y suave, libre de golpes o partes blandas u oscuras; por su parte, melón, sandía y papaya de buena calidad deben “pesar” y no estar blandos ni con piel arrugada o maltratada. Trate de comprar fruta un poco “verde”, y si desea acelerar su maduración en casa, basta con introducirla en una bolsa de papel.
La selección de verduras y legumbres se rige por principios similares. Busque las que tengan colores vivos, textura firme y sin golpes ni fisuras. Productos de hojas verdes, como espinaca, lechuga y acelgas se llegan a vender en autoservicios dentro de envases de plástico; vigile que no tengan mucha humedad en el interior (producto de la respiración de los vegetales), ya que esto favorece la proliferación de bacterias.
Al adquirir diferentes tipos de carne (res, cordero, cerdo, conejo, pollo, pato y pavo, entre otras), hágalo siempre en establecimientos donde se vendan productos provenientes de mataderos acreditados.
Respecto al pescado, vigile que su olor sea agradable, las branquias luzcan de rojizas o rosadas (nunca verdosas o sepias), la carne se sienta firme (presione con un dedo y observe que se recupere de inmediato) y los ojos tengan aspecto brillante y cristalino.
El mejor aliado en la conservación de alimentos en el hogar es, sin duda, el refrigerador.
· Compruebe y ajuste la temperatura cada temporada; recuerde que en primavera y verano se necesita más frío que en otoño e invierno.
· Asegúrese de que la puerta del refrigerador esté siempre bien cerrada, ya que únicamente así es posible mantener la temperatura ideal al interior del aparato. Cuando abra la o las puertas procure que sea sólo en caso necesario, y ciérrelas lo antes posible.
· Limpie este electrodoméstico con regularidad, auxiliándose con detergente ligero o bicarbonato y un paño húmedo. Para que el congelador no acumule malos olores, puede asearlo con una solución de agua caliente con un chorrito de vinagre.
- Coloque en los estantes de en medio (entre 4 y 8° centígrados) embutidos, derivados de la leche (yogurt, crema), huevos, pasteles, alimentos preparados y todo producto que especifique en su etiqueta “consérvese en refrigeración una vez abierto”.
- Los cajones inferiores, con temperaturas de 10° centígrados o un poco mayores, están diseñados para frutas y verduras, ya que podrían estropearse con temperaturas más bajas.
· Si adquiere alimentos congelados, trate de que éstos nunca alcancen la temperatura ambiental. Es preferible que, al ir al supermercado, sean los últimos que tome y, al llegar a casa, los primeros en colocar dentro del congelador.
· Todo alimento congelado debe descongelarse al interior del refrigerador (ubíquelo en una de las charolas inferiores, varias horas antes usarse) en el microondas o introduciendo el paquete que lo contiene en agua fría. Tome en cuenta que cuando permanece sobre superficies a temperatura ambiente puede contaminarse con bacterias.
· Todo alimento no envasado o empacado debe protegerse en recipientes adecuados y limpios para evitar su contaminación.
· Si almacena frutas y verduras en bolsas de plástico, cámbielas cada 3 o 4 días para evitar que la humedad generada por la respiración de los vegetales se almacene y sea aprovechada por microorganismos.
· Lechuga, espinaca, col, acelgas y otras hortalizas de hoja se conservan mejor en bolsas de papel.
· Leche, mantequilla o pasteles han de conservarse aislados de alimentos que despiden olor, ya que éstos absorben los sabores.
· Nunca deje los alimentos en contacto directo con el piso, aunque estén envasados o empacados.
· Cuando introduzca alimentos en el refrigerador, sitúe los productos recién comprados detrás de los que ya estaban dentro; así se asegurará de que la comida no caducará.
· Los productos enlatados que han sido abiertos pueden conservarse en el refrigerador, sólo que es necesario cambiarlos de envase a otro que cierre herméticamente.
- Todos los alimentos envasados tienen fecha de caducidad, de modo que no está de más verificar las fechas indicadas en la etiqueta para asegurarse de que están en buen estado
· En cuanto a los alimentos no envasados o empacados, su tiempo de vida es aproximadamente el siguiente: pescado fresco y carne molida, dos días; carne y pescado cocidos, 2 a 3 días; leche abierta, postres caseros y verdura cocida: 3 a 4 días; carne cruda cortada en piezas, 4 a 5 días; huevo fresco, 2 a 3 semanas, y verdura cruda y conservas abiertas, 4 a 5 semanas.
· Por supuesto, deseche todo alimento que presente mal olor, cambio de color, viscosidades, zonas mohosas o cambio de textura. Todo esto indica que su descomposición ha comenzado.
· Tenga en cuenta que no todos los alimentos necesitan refrigeración, e incluso pueden perder su calidad con las bajas temperaturas: los plátanos se ennegrecen, el pan se estropea rápidamente y las frutas y verduras que necesitan madurar permanecen “verdes”.
Por lo que respecta al almacenamiento de platillos preparados o sobrantes de comida, las medidas a seguir son las siguientes:
· Guárdelos siempre en envases limpios y bien tapados para que no pierdan sabor y frescura.
· Deje enfriar los alimentos a temperatura ambiente antes de guardarlos, ya que un plato caliente eleva la temperatura al interior del refrigerador y favorece el riesgo de contaminar otros productos.
· Si dispone de poco tiempo y no puede esperar a que la comida se enfríe sola, póngala a baño María con agua fría.
· Haga lo posible por no dejar juntos alimentos crudos y cocinados, a fin de evitar que se transmitan gérmenes de un producto a otro.
ESPERO QUE ESTOS CONSEJOS LES SIRVAN. SALUDOS.
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